Si hay algo que caracteriza a Títeres de la Magia son sus personajes, pues desprenden un brillo único. Personajes que cuentan con una personalidad muy definida al inicio de la historia y que, a causa de las adversidades y los obstáculos encontrados en el camino, terminan con una mentalidad muy diferente. Las imperfecciones, los miedos, anhelos, sueños y esperanzas salen a la superficie para cambiar al personaje y darle la vuelta a todo, transformándoles en el proceso.

Hazan y Clarence son los dos protagonistas de la historia, y veremos el desarrollo de ésta a través de sus perspectivas, una por capítulo, quedando Arthmael, Lynne y Ariadne en un modesto segundo plano. Hazan, a pesar de contar con diecisiete años, sigue guardando ese comportamiento infantil que le caracterizaba en Sueños de Piedra, señal de que aún no ha perdido esa esperanza y voluntad de ayudar. Sin embargo, Clarence es el orgulloso heredero de la torre de nigromancia, un joven inteligente, frío y reservado, muy perfeccionista y que siempre le gusta tenerlo todo bajo control. Pero al enfrentarse al mundo real, ese que no aparece en los libros, y será todo el dolor y desesperación que experimente a causa de la investigación que lleva a cabo junto a Hazan lo que moldeará su nueva personalidad.

Una cosa que sí me gustaría mencionar es que, si en Sueños de Piedra encontrábamos un romance más "común" que es el de una relación heterosexual, en Títeres de la Magia tendremos un romance homosexual entre dos personajes masculinos, pero éste no será el motor principal de la historia, sino más bien sólo una característica más de estos personajes, aportándoles riqueza y complejidad, así como mucha ternura y realismo al ver cómo cada rechazo, acercamiento, quebradero de cabeza, indecisión y demás les afecta de manera individual y como pareja.

Además de la misión principal que mueve a los personajes a seguir su camino por el mundo de Marabilia, el lector también se verá involucrado en la historia a nivel personal pues tendrá que pensar mucho sobre diferentes temas como son el amor, la búsqueda de tus sueños o la pérdida de éstos, la superación de tus miedos, las segundas oportunidades y las consecuencias de nuestros actos; temas a los que deberán enfrentarse los personajes en ciertos momentos de la historia.

Al igual que ocurrió en el primer libro, la narración resulta muy fluida, fácil de leer y entretenida, empapándote de la historia y metiéndote de lleno en ella casi desde el principio, manteniendo la esencia de Sueños de Piedra pero con un enfoque diferente.

Las autoras consiguen acercar a los personajes al lector a un nivel muy íntimo y te hacen vivir con ellos todas las aventuras narradas en sus páginas, aunque la acción en esta entrega sea algo menor que en su predecesora, es algo que no se echa tan en falta al contar con unas historias personales tan amenas.