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Dicen que la muerte debería descansar en paz.
No todos los muertos están de acuerdo.
Cuando Amos, el padre de Silas Umber, no vuelve a casa del trabajo una noche, Silas descubre que su padre no era un mero empleado de la funeraria, sino un Enterrador que trabajaba para traer Paz a las almas perdidas. Con Amos desaparecido, Silas y su madre se mudan a Lichport, la ciudad costera en la que nació, y donde Silas aprovecha para investigar la desaparición de su padre.
Cuando llega a la antigua ofician de su padre, descubre un poderoso artefacto: el Reloj de la Muerte, una herramienta que permite a quien lo use ver a los muertos. Silas empieza así a desenterrar los secretos de la historia de Lichport y descubre que está siguiendo los pasos de su padre como Enterrador.
Ahora, Silas debe embarcarse en una peligrosa aventura dentro del reino de las Sombras para aceptar su destino y descubrir la verdad sobre su padre, incluso si eso le mata.
Desde que se publicara Crepúsculo, parece que nos han saturado a novelas adolescentes llenas de vampiros, hombres lobos, zombies, y demás criaturas supernaturales. Y, aunque los fantasmas y el Más Allá no es que sea algo nuevo en nuestra literatura, tampoco, esta novela tenía algo que te invitaba a leerla, ya fuera por su portada minimalista, por su grosor, por su trama, porque estuviera escrita por un profesor, o por una mezcla de todo.
El padre de Silas Umber lleva desaparecido casi un año desde que no volviera a casa un día sin previo aviso. Amos Umber, el padre, fue un Enterrador, cuyo trabajo no era hundir tumbas en la tierra, sino ayudar a los muertos que no tienen descanso y que han fallecido recientemente a encontrar su camino hacia el Más Allá.
Silas es un adolescente de carácter cambiante que no se imaginaba en absoluto que su padre tuviera tal oficio. Está más concentrado en discutir con su madre, la cual claramente no quería tanto a Amos y supera demasiado rápido su desaparición, lo cual crea un conflicto constante entre la madre y el hijo. Sin Amos en el seno familiar, Dolores, la madre de Silas, decide mudarse con su hijo para vivir con Charles, el hermano de Amos.
A Silas este cambio le sienta bien pues le ofrece una oportunidad para viajar y seguir los pasos de su padre; con suerte daría con su paradero. Por supuesto, en casa de Charles no es todo lo que parece ser, y Silas pronto se meterá en lios por culpa de su extraño y amenazador tío.
La historia de Death Watch se desarrolla muy lento, demasiado lento, lo que confiere a la novela ese aire melancólico que caracteriza a una novela gótica. Con un buen inicio, se nos presenta y desarrolla el personaje de Silas, durante varias de sus fases emocionales a causa de los acontecimientos y los nuevos cambios en su vida. Como nos dicen en el mismo título de la novela, la muerte tiene un papel importante y temático a lo largo de esta historia. Ari Berk nos enseña nociones básicas de ritos funerarios y su importancia para los vivos y, en este mundo, para los muertos. Berk crea un paisaje de fantasía oscura y deprimente y unos medios a través de los cuales se puede atrapar a los vivos y a los muertos. A pesar de estar orientado como una novela de fantasía para jovenes y adolescentes, tiene un tema central algo adulto, algo raro de ver en este tipo de novelas.
Acompañaremos a Silas en su viaje por las sombrías calles de Lichport; el autor impregna cada paisaje y escenario con un toque de fantasía, misterio, magia y mito. Hay una cierta sensación de veracidad en este mundo a pesar de que sabemos que solo existe entre las páginas de Death Watch. En ciertos momentos tendrá cierto regusto al libro de Neil Gaiman, El Libro del Cementerio, pero éste es un libro más serio y menos extravagante. Death Watch se siente como una sensación de abandono de las maravillas de la magia que desembocan en una renuncia de la responsabilidad.
A pesar de ser una trilogía, Death Watch nos cuenta una historia con final cerrado y revelaciones, que si bien se intuían, no dejarán de sorprender; aun así, quedan algunas incógnitas que sí darían pie a una continuación, aunque no tengo ni idea de qué camino tomará la segunda parte. Algo positivo de esta novela, a pesar de su lentísimo arranque y sus muchas páginas, es que lleva muy bien la evolución del protagonista, el cual crece y se descubre a sí mismo, ahondando en la relación con sus parientes.
Death Watch es el primer libro de una trilogía gótica que explora las historias no contadas de la muerte. Como cualquier novela gótica que se precie, tendremos misteriosos personajes rondando por cada esquina, y misterios grotescos. Los muertos no pueden contar sus historias, pero Ari Berk consigue darles voz a sus tristes historias a través de los ojos de Silas Umber. Si bien se me hizo una lectura algo pesada, tengo curiosidad por continuar la trilogía.
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