Con Destinos Divididos podemos ver un patrón que se repite en las novelas de Roth: ambas sagas (Divergente y Las marcas de la muerte) comienzan de manera muy prometedora y pisando fuerte, con diversas intrigas y cuestiones que uno busca ver cómo se desarrollan y descubre todo, pero al final, la autora parece no saber llevarlo todo a buen puerto.

Esta secuela en la bilogía de ciencia ficción peca de tener un inicio que es demasiado largo y demasiado lento, no siendo hasta prácticamente la mitad de la novela cuando comienzas a tener interés; y eso, en un final de saga, no es algo muy recomendable.
Al menos, una vez pasas de esa primera mitad, todo comienza a ser más interesante y es cuando te das cuenta de los diferentes frentes abiertos a los que hay que enfrentarse. Con gobernadoras recién estrenando el trono, enemigos volviendo de la muerte, y Oráculos que ven el futuro, las cosas pueden ponerse feas muy pronto.

Los dos personajes principales estan bien construidos y son duros, muy duros, aunque uno que no me ha gustado fue la adición de los capítulos desde la perspectiva de Cisi (la hermana de Akos), que no aportaban gran cosa y sólo entorpecían el ritmo de las perspectivas de Akos y Cyra.
Sólo recomendaría este libro a aquellas personas a las que les gustó Las marcas de la muerte. Si no te gustó el primer libro, seguramente no te apetezca tener que avanzar hasta la segunda mitad de Destinos Divididos a la espera de que la trama arranque. Aunque, si lo haces, descubrirás un plot twist que no está mal y aprenderás sobre el destino final de Akos y Cyra.

Siendo el final de la saga, me ha dejado con sentimientos enfrentados, porque por una parte siento como si necesitara otra novela para terminar de entender todo el universo que ha creado la autora (porque en el primer libro apenas hubo worldbuilding, y aquí se explora más bien poco), pero por otra parte, y tras haber pasado por el mal trago del primer libro y la lentitud del segundo, no sé si realmente necesito otra novela.

Entre el 2,5 y el 3