Quiero empezar la reseña recordando que El último mago, la novela predecesora de La ladrona del diablo, me gustó mucho y tenía ganas de leer esta secuela. El primer libro terminó con un cliffhanger y necesitaba saber más de la aventura de nuestros protagonistas.
Los amantes de la fantasía encontrarán muchos aspectos que les llamarán la atención, y Lisa Maxwell sabe cómo dosificar la acción para que la historia te atrape, y los giros inesperados están asegurados. Además, al combo hay que añadirle magia y viajes en el tiempo, lo que le hace ganar más puntos.
Sin embargo, y a pesar de que esta secuela parece tener todos los elementos para mí, no han llegado a funcionar juntos tan bien como esperaba. En general fue una buena lectura, pero encontraba constantemente cosas que me sacaban de la historia o me hacían perder el ritmo de lectura.

En La ladrona del diablo retomamos donde acabó El último mago, con nuestros protagonistas en la misión de recuperar ciertos artefactos. Al menos ese era el plan inicial, y ya sabemos que los planes nunca suelen salir como quisiéramos.
En la novela se alternan dos líneas temporales: 1902 y 1904. A simple vista puede parecer sencillo de seguir, pero encontramos montones y montones de perspectivas y personajes nuevos que van cambiando a lo largo de esos dos años, y subtramas diferentes.

1904 nos introduce un escenario completamente diferente, creado por una reacción en cadena por las acciones de Esta y Harte, con anarquistas entrando en escena, interferencias y alianzas sospechosas.
El worldbuilding de Maxwell es notable, y su habilidad para jugar con las líneas temporales sin agujeros en la trama ya la quisieran otros productores de películas. Pero...la longitud del libro es problemática. No me quejo porque sea un tocho, ya sabéis que "I like big books and I cannot lie", pero su extensión entra en conflicto con el ritmo lento, lento, lento. Medio libro es prácticamente un cambio de perspectiva constante en la que no hay una progresión ni avance, apresurando las cosas en la otra mitad. A los personajes parece que les perseguía una nube negra y sólo conseguían fallo tras fallo, y era más frustrante para el lector que para los personajes.

Al menos el tema del romance, como en el primer libro, se ha llevado muy bien y a un ritmo lógico y progresivo (slowburn, que se llama).
Tendremos más profundidad por parte de personajes como Jianyu y Viola, sabremos más sobre los mageus y sus talentos variados, así como sobre los viajes en el tiempo y cómo afecta al futuro. Tal y como están las cosas ahora tras estos dos libros, tengo mucha curiosidad por ver hacia dónde lleva la autora el desenlace y cómo ata todos los cabos.