Hoy os traigo la reseña de un libro que ha tenido cierto revuelo (ja, revuelo, ¿lo pilláis?) en redes y en GoodReads, tanto por el hype que ha ocasionado, como por sus reseñas tan variopintas.

Isobel y su familia viven en el pueblo de Extravagancia, un asentamiento no muy lejano de las tierras gobernadas por los elfos. Aunque ambas razas nunca serán amigas, los elfos toleran a los humanos para abastecerse de artesanía humana, puesto que son incapaces de crear lo más mínimo sin el uso de la magia, o de lo contrario se convertirían en polvo.
Desde muy temprana edad, Isobel ha dominado el arte de pintar retratos y éstos son muy cotizados entre elfos y humanos. Los primeros le pagan en magia y encantamientos en lugar de dinero, algo que Isobel agradece igualmente: su familia nunca tendría escasez de comida, ropa o refugio gracias a los numerosos encantamientos de los que se beneficia.

Cuando Grajo, el príncipe de las tierras del otoño, se presenta para ser retratado, Isobel pone tantísimo empeño en hacerlo lo mejor posible, que acaba haciéndolo tan perfecto que refleja en el lienzo la tristeza en la mirada de Grajo, algo que a ojos de los elfos resulta una gran ofensa pues mostrar emociones humanas se considera algo peor que un insulto y le costaría la vida.
Isobel se verá de repente arrastrada a territorio enemigo para defender su propia vida.

La novela captó mi atención desde el primer momento. Tiene una premisa bastante interesante y sus elementos casan muy bien con la estación casi otoñal en la que estamos.
Sin embargo, a mediados de la novela la trama se atasca un poco en lo mismo, sin avanzar realmente hasta el último trozo del libro, donde todo se soluciona demasiado rápido. Además, está el problema del instalove. Entiendo que para los elfos el tiempo sea algo relativo y puedan enamorarse rápidamente, y que una humana caiga ante los encantos de un ser tan perfecto y apuesto y tal, pero aun así, me ha parecido precipitado. Al menos, Isobel sabe mantener la entereza en todo momento y no actuar como una colegiala.

La mitología de Un encantamiento de cuervos en cuanto a fae se refiere comparte características comunes con otras historias, como la incapacidad de mentir, el poder del nombre verdadero de los demás, las cortes divididas en estaciones, la Cacería Salvaje, etc. Esto hace que a quienes les guste las historias de fae pueda llamarle la atención, y al mismo tiempo introduce ciertos elementos que, creo, son de cosecha propia de la autora, por lo que aporta su toque de originalidad igualmente.

Para terminar, debo mencionar las obvias comparaciones que tiene este libro con la saga de ACOTAR de Sarah J. Maas. De hecho, veo este libro como una versión muy light de dicha saga, por lo que si eres fan de los libros de Sarah J. Maas, entonces Un encantamiento de cuervos te tiene que gustar. Es más, ya sabéis que no me gustaron los libros de ACOTAR (salvo el primero), pero éste sí.