La gente a veces pregunta "¿Por qué continuar una saga que no estás disfrutando al máximo? ¿Por qué perder el tiempo?".
Si habéis leído mis reseñas anteriores de esta saga, habréis visto que no me estaba supermegaencantando pero le sacaba aspectos positivos como para continuar. Bien, pues Luna Negra es un buen ejemplo de por qué a veces hay que continuar sagas con las que se tienen dudas.

En esta tercera novela, la antesala al final de la saga, Rho y sus compañeros intentan navegar a través del campo de minas que es la política y tratar de descubrir la verdad sobre quién lidera el Marad, el ejército rebelde. Yendo de Casa a Casa, Rho lo tiene bastante difícil para saber en quién confiar.
Con un nuevo grupo con intención de llevar un planeta sin Casa que no esté bajo la jurisdicción de la galaxia, nada será lo que parece y la verdad sorprenderá a todos.

Por fin el personaje de Rho ha conseguido el desarrollo suficiente como para que me guste más que en los libros anteriores. En esta novela tendrá que actuar más que nunca como una política y lidiar con los constantes secretos y revelaciones, planear estrategias, la moral, etc.
El romance esta vez me parece mejor llevado (quienes odiéis los triángulos amorosos, y no os convenció en Estrella Errante, aquí estáis de suerte); tengo que reconocer que le subí un poco la nota por este tema.

En cuanto al worldbuilding, aprendemos bastante del universo de Zodíaco en cada novela, y aquí se mantiene esa norma. Hay mucha más vida de la que conocemos, y hay muchas cosas esperándonos mas allá del final de un mundo. Aprenderemos filosofías y estilos de vida de cada Casa del Zodíaco, lo que a veces puede parecer como demasiada información de golpe, pero luego resulta útil.