Con Resurrección, la décima parte de la saga y la anterior a Medianoche, comenzaba la Fase 2 de Skulduggery Pleasant. Uno de sus puntos más característicos es lo diferente que se ve toda esta fase, y aun así mantiene la cohesión con respecto a la Fase 1 (libros 1-9).
Dicha primera fase era más una saga de misterio/fantasía de terror que poco a poco se fue volviendo cada vez más oscura; la Fase 2 plantea un mundo totalmente diferente, con un tono significativamente más oscuro y realista. Sus temas, de hecho, están muy relacionados con nuestro mundo real.

Este tono más oscuro es clave para el funcionamiento de la trama; al igual que ocurrió en Ataduras Mortales, en Medianoche encontramos dos historias diferentes que se combinan en una y, al igual que pasó en dicho libro mencionado, es algo que funciona.
No se responden todas las cuestiones que aparecieron en Resurrección, y se añaden otras nuevas, pero encontramos muchos giros y un universo fundamentalmente cambiado, por lo que el camino es incierto y excitante.

El humor característico de Derek Landy se mantiene en esta nueva entrega, aunque es menos cómico. No es algo negativo, puesto que la saga ha ido creciendo para adecuarse gradualmente a un público más adulto, pero es interesante ver como una saga tan larga consigue ir reinventándose a sí misma con cada nuevo volumen. Además, todos los temas que se tratan en libros anteriores siguen teniendo importancia o reminiscencias en libros posteriores de una forma u otra, por lo que se siente como algo más natural y realista, ya que de todo lo que pasa quedan secuelas o consecuencias.

Omen Darkly, el nuevo protagonista de la Fase 2, sigue siendo un personaje interesante (aunque quizás su subtrama en Medianoche sea algo floja, prepara el camino para el siguiente libro). No es un héroe ni tampoco un buen hechicero, pero está dispuesto a hacer lo correcto para ayudar a la gente. Tras ayudar por última vez a Skulduggery y Valkiria, está hambriento de acción, pero sabe que no está a la altura de dicho dúo y lo que puede hacer es ayudar a su manera.

La saga Skulduggery Pleasant es famosa por sus villanos. Desde el moralmente ambigüo Argeddion hasta el hilarante Sanguine, la diabólica Vengeous y los poderosos Sin Rostro, la saga del Detective Esqueleto tiene un buen repertorio. Esta entrega no es una excepción. Abyssina, una hechicera resucitada, es el perfecto quebradero de cabeza para Skulduggery, en más de un sentido. Es una buena amenaza para esta segunda fase, como también lo es Cadaverous Gant, introducido por primera vez en La muerte de la luz, que ahora consigue su propio foco en este libro. Es un buen villano, fascinante e inteligente. No diré más sobre su presencia en Medianoche, pero no le perdáis de vista.

¿Hacia dónde irá el siguiente libro? Es difícil saberlo, porque el final de Medianoche es fantástico, aunque deja con muchas preguntas a las que se necesitan respuesta inmediatamente. El autor ha conseguido expandir su universo a algo mucho más grande que Irlanda, con atisbos de guerras paralelas cociéndose, una conspiración global y muchos personajes a lo largo del planeta que se enzarzan en una cuestión u otra.
Cien años de mitologia propia de la saga están siendo llevados poco a poco al presente, más aún que lo que se hizo en la Fase 1, y la saga se está volviendo mayor, más loca e impredecible, todo en el buen sentido.