En la tercera parte de la saga de Skulduggery Pleasant, alguien se está encargando de matar a los pocos Teletransportadores que existen en el mundo. Además, Skulduggery y Valkiria Caín deberán evitar que los Sin Rostro entren a nuestro mundo para sembrar el caos. Con la misteriosa y problemática Diablería haciendo de las suyas por la ciudad, nuestros protagonistas no sabrán en quién podrán confiar y quién podrá traicionarles en cualquier momento. ¿Podrán resolver el misterio del asesinato de los Teletransportadores, y evitar la temida llegada de los Sin Rostro antes que sea demasiado tarde?

En esta ocasión, tendremos una sensación de desesperación al ver cómo Skulduggery y Valkiria tratan de lidiar con los obstáculos que se les presentan mientras todo a su alrededor parece girar en el más absoluto caos. Con todo el mundo actuando de forma extraña y, parece, que en contra de ellos, la responsabilidad de salvar al mundo, una vez más, de la fuerza destructiva e los Sin Rostro recaerá sobre los hombros de este carismático dúo. 

A partir de esta novela es cuando parece que las cosas empiezan a tomar un cariz más oscuro, más tenso. Comienza a notarse la evolución del escritor al desarrollar su mundo y sus personajes. Desarrolla muy bien la trama en esta parte, y comenzamos a entrever algunos secretos de personajes secundarios y conocer otros potenciales enemigos; además, el final deja con un cliffhanger difícil de superar.

La novela contiene momentos muy buenos, con escenas cómicas, acción, tensión, magia, fantasmas, monstruos, brujas, traiciones y peligros. Toda una amalgama de elementos que hacen de esta aventura algo que merece la pena leer. Además, el humor sarcástico de Skulduggery Pleasant es para echarle de comer aparte.