Tres chicas, Laurel, Holly y Ash, pierden un día sus diarios, y las páginas del diario de Holly son encontradas por una chica que las lee en voz alta en la clase, consiguiendo que Holly sea humillada. Por eso, cuando Holly encuentra un cuaderno rojo que dice ser el Libro de hechizos de lo encontrado y lo perdido, las chicas deciden hacer dicho hechizo la noche de la fiesta de verano, cuando todos los adolescentes están junto a la hoguera de fiesta, bebiendo y bailando.

Piensan que no sucederá nada cuando hagan el hechizo, pero tras hacerlo conseguirán sus diarios perdidos; al mismo tiempo, todos los jóvenes de la fiesta comienzan a perder cosas. A veces, cosas pequeñas, como una cuchara, un accesorio del pelo o un mando a distancia. Otras veces, cosas más importantes, como los nervios, la confianza, la memoria...

A raíz de esto, las chicas se toparán con un misterioso chico al que solo ven en el bosque y por el que cada una se siente atraída como si de un imán sobrenatural se tratase. 

Días después, otro grupo de amigos descubrirá el mismo cuaderno y, a causa de la situación que vive cada uno, deciden hacer el hechizo. Y las cosas pasarán de raras a peligrosas.

Algo que he podido comprobar prácticamente desde el inicio, es que aunque no es una secuela ni nada parecido de La temporada de los accidentes (como pensé erróneamente al inicio), comparte el mismo estilo narrativo de esa novela, con su ritmo pausado, y con un aura extraña que lo hace más interesante y diferente de las típicas novelas juveniles, y mantiene esa atmósfera inquietante que encontramos en La temporada de los accidentes.

La novela está contada desde la perspectiva de tres de las protagonistas, Olive, Hazel y Laurel. Todo el libro está llen de misterios y de hechos sin explicar.

Algo que me gusta de los libros de la autora, es que son contemporáneos pero tienen un elemento mágico y/o sobrenatural y ocurre de manera casual y que a nadie parece extrañarle (como si se tratase de Realismo Mágico).

Una tía lejana de Ivy le manda el periódico a diario, donde hay un crucigrama cuyas respuestas tienen que ver con su futuro cercano; Holly parece hacer magia en algunas ocasiones (como inundar una habitación con lágrimas, o hacer levitar su cama); algunos conocidos de Olive parecen entrar en una especie de trance en el que dicen cosas sin sentido. Tras lanzar el hechizo, éste parecerá afectar las cosas que ven, sienten y hacen otros personajes, y todo se sumirá en el misterio y en el caos hasta desembocar en un giro inesperado que yo, particularmente, no esperaba y que me pareció bien hilado.

También encontraremos una buena dosis de diversidad en la novela. Dejando a un lado que el romance y las escenas de sexo es algo muy secundario y nada gratuito, sabremos que a Hazel solo le gustan las chicas, pero no es necesario ponerle ninguna etiqueta. Rose y Olive son bisexuales. Olive es sorda de un oído y usa un audífono. Rose es mitad africana, mitad irlandesa. Todas estas características y más son sólo parte de los personajes y no el foco principal de la historia.