Blood Song es la historia de Vaelin Al Sorna, un chico que fue forzado a entrar en la Sexta Orden, una fuerza militar que lo convierte en un arma mortífera para preservar la Fe. Vaelin consigue, con el tiempo, un grupo de hermanos que comparten su odio contra el Maestro Solis y la mayoría de los demás aspectos (los "aspectos" son algo así como otros hombres de poder dentro de la orden).

Vaelin y sus compañeros tienen que enfrentarse a duras, sangrientas y brutales pruebas hasta que, al llegar a la Prueba de la Espada, descubren lo que significa de verdad traicionar a sus ideales.

Vaelin ya es toda una leyenda, pero la trilogía cuenta sus orígenes y cómo llega al lugar en el que está; a pesar del gran volumen de páginas que tiene el primer libro, apenas puedo contar mucho sobre la trama sin desvelar nada, pero Blood Song rápidamente se complica al introducir temas de intrigas políticas, guerras, traiciones, asesinatos, complots y sangre. Mucha sangre. 

Conforme te adentras en la trama de la historia es imposible no compararlo con la trilogía de Asesino de Reyes de Patrick Rothfuss; ambos protagonistas pecan de ser Gary Stus (todo les sale bien, son perfectos en todo, son el mejor partido romántico, etc, etc) y tienen un marco de fantasía. Pero en la práctica realmente se desvinculan más de esa primera impresión. Por ejemplo, la trilogía de Kvothe es más fantasía pura y con un tono mucho más juvenil aunque vendido a un público adulto; la trilogía de Blood Song, en cambio, es claramente grimdark fantasy y con una entonación mucho más adulta aunque vendida a un público más juvenil.

Esto es importante porque lectores potenciales podrían sentir que esta trilogía no es para ellos al tener una idea diferente, por eso veo oportuno señalar que es grimdark fantasy con tintes militares y políticos. Más al estilo de Nuncanoche, de Jay Kristoff, La Compañía Negra, de Glen Cook, o El vals de las hadas malditas, de Gabriel S.G. Pardo.

El ritmo no es uno de sus puntos fuertes pero sabe dosificar las escenas de acción, sangre e incluso humor para asegurarse de retener la atención del lector sin que divague demasiado. La narración es muy rica en detalles y oscura, y alterna la historia principal con varios interludios que ayudan a mejorar la comprensión global de la historia, sin dejar nada a la interpretación o medias tintas. El sistema de magia es complejo y poco ortodoxo y habrá que seguir leyendo la trilogía para descubrir cómo funciona realmente.

Sectas secretas, antiguas órdenes de la Fe erradicadas, Artes Oscuras, deidades de sangre y mucho más nos espera en las tierras donde viven los protagonistas. Encontraréis muchos tropos literarios pero Anthony Ryan se las ha sabido apañar para ejecutarlos de manera satisfactoria y sin duda te dejará con ganas de leer la segunda parte.