El arquitecto de la canción es la primera parte en lo que será una tetralogía llamada Corazones Embrujados, una saga de ficción histórica con toques góticos y romance paranormal. Es, hasta la fecha, la obra más lírica y poética de la autora, y también la más erótica (aunque es más light y más centrada en la parte romántica de todo); sumado a su inicio pausado, se hace una novela de la que disfrutar a un ritmo lento.

Juliet es una huérfana de madre, sorda y de diecinueve años que cuando ve una flor en una tumba en el cementerio cercano a su casa, descubre que hay un fantasma unido a la flor. Cada vez que está en contacto con ella, puede no solo ver al fantasma, sino también escucharlo, siendo la primera persona a la que puede oír desde que una enfermedad acabó con su audición.
A la fórmula se le suma un misterioso joven adinerado con particular interés en Juliet y su pasado, y con el que parece que el fantasma tiene una conexión pasada con ambos.

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Juliet, desde que se quedó sorda y perdió a su madre, ha vivido de manera muy aislada y solitaria, con apenas contacto humano. Por una parte, es comprensible la fascinación que siente por Hawk, el fantasma, no sólo cuando le conoce sino cuando descubre que con él sí que puede hablar. Pero por otra parte, y quizás a consecuencia de ser una novela romántica, me resultó demasiado abrupto el interés romántico-sexual que desarrolla (al punto de que nos quedará bastante claro, y durante muchos momentos en la novela, que Hawk tiene voz de barítono y pecho torso esculpido).

En líneas generales, El arquitecto de la canción es una historia de fantasmas que funciona al ser creíble (dentro de sus propios límites) con una buena combinación integrada de misterio, giros y romance (sí, también un triángulo amoroso, algo forzado y extenso para mi gusto).
Es una novela densa y lenta, pero para amantes del género, seguro que no es ningún problema. Además, tiene un final bastante cerrado en el que no se ve la necesidad de hacer toda una saga; sin embargo, hay gente que dice que, leyendo la sinopsis del segundo libro (algo que yo aún no hice para intentar mantenerme lo más virgen posible) parece que se puede entender el porqué de una segunda parte.

El arquitecto de la canción cuenta con unas descripciones muy vívidas que ayudan a capturar las emociones y el entorno. Una historia a la que hay que dedicarle su tiempo y que es más recomendada a aquellas personas que les guste el romance o, en su defecto, que les haya gustado mucho Roseblood, de la misma autora.