Cuando escuché que se publicaría un nuevo libro de Neal Shusterman, sabía que tenía que leerlo incluso sin saber de qué trataría la trama. Cuando supe que abordaría el tema de la esquizofrenia desde un punto de vista cercano, complejo y, sobretodo, basado en hechos reales, sabía que me gustaría; y es que la literatura juvenil necesita más libros así.

El Abismo toma la forma de dos narraciones que van alternando, al principio de manera separada, y cada vez de forma más caótica: por una parte, tenemos el día a día de Caden Bosch con sus amigos y su familia; su otra vida es la de un artista que vive a bordo de un barco con el resto de la tripulación.

El barco se dirige a la Fosa de las Marianas y al abismo Challenger, el punto más profundo conocido del océano, donde los monstruos (supuestamente) guardan la entrada al mayor tesoro del mundo. 

La novela va hacia adelante y hacia atrás entre estas dos líneas temporales, y al principio parece no haber ninguna conexión entre las dos vidas de Caden Bosch.

Vemos a Caden ir a la escuela, encontrar patrones en su exámen de matemáticas, y preocuparse porque piensa que sus compañeros de clase planean matarle. 

A bordo del barco, Caden corre de un lado a otro para mantener el barco a flote a causa de la marea, se relaciona con la extraña tripulación y el parlanchín loro de un solo ojo, y le sigue la pista al paradero del abismo Challenger mientras practica sus dotes artísticas.

Aparte de los dibujos de Caden, no parece haber nada más que una las historias, aparentemente.

Posiblemente, el estilo narrativo y la estructura de la novela no sea algo que funcione para todo el mundo. Presenta una trama sencilla, pero toda la historia trata más sobre la experiencia de una enfermedad mental más allá de una serie de acontecimientos. Asímismo, el libro está contado desde una estructura no lineal, alternando entre la doble vida de Caden sin orden ni concierto; a mí personalmente no es algo que me molestó, y cuando llegas al final, todo parece cobrar más sentido. De hecho, el movimiento del autor por optar por una narración de este estilo permitió que la historia captara mejor la conciencia de Caden, sus experiencias y aportar una visión muy interesante. 

Pasaremos por un momento en el que la persona narrativa cambia, que es cuando Caden parece perder el control de sí mismo, y todos esos cambios en la narración refuerzan la sensación de pérdida de control, con profundas reflexiones y donde ambos Caden comienzan a fusionarse en uno solo.

El Abismo está plagado de buenos momentos y representaciones muy interesantes sobre este tipo de enfermedades mentales en forma literaria; la novela intenta, y con acierto, contar una historia emocional y honesta, convirtiéndose en un texto realista y esperanzador.

Otro aspecto que me gustó (aunque no supe que me gustó hasta leer la Nota del Autor al final de la novela) fue la inclusión de los dibujos de Brendan Shusterman (el hijo del autor) en la novela, pues al asociar la enfermedad, con la historia y con esos dibujos, todo se hace mucho más visual, cercano y real; al comprender el gran todo, los dibujos y la historia toman una perspectiva completamente diferente.