Botchan cuenta la historia de un profesor de escuela en el lado rural de Japón, donde la vida es simple y llana. Botchan, como se refieren al protagonista, es un completo desconocido cuando llega al pueblo donde deberá impartir clases y, tras crecer con una actitud más bien pasota, se vuelve un solitario. Es un personaje que se confunde con facilidad y se enfada demasiado cuando descubre a la gente y a sus propios alumnos cuchichear sobre las extrañas rutinas del profesor, lo que le llevará a vivir situaciones de lo más variopintas. 

La narración se centra en la inocencia y falta de experiencia de un novato cuando se debe enfrentar a nuevos alumnos y a un reparto de profesores más experimentados que él. 

El desarrollo de la historia, a pesar de sólo ser menos de 200 páginas, me resultó demasiado lento y tranquilo, donde no ocurría apenas nada destacable en varios capítulos, lo cual me hacía perder la paciencia en ciertos momentos. 

Para contrarrestar esos aspectos negativos, encontramos a lo largo de la historia algunos momentos cómicos protagonizados por el patoso y despistado Botchan, además de contar con ciertos aspectos políticos y referentes a la educación propios de la zona y la época que resultarán interesantes de ver representados en los personajes. 

Comparado con Huckleberry Finn y El Guardián entre el Centeno, se trata de un clásico oriental; por desgracia, los clásicos nunca han solido gustarme, y con esta novela he tenido la sensación de que no estaba escrita para mí. 

Ha resultado ser una lectura rápida, aunque se me hiciera muy lenta, y en ciertas partes, entretenida. Pero no he terminado de conectar con ella.