Natasha cree en la ciencia y en los hechos demostrados. No cree en el destino, la esperanza o los sueños imposibles. Por eso decidió no enamorarse del chico mono que conoció doce horas antes de que ella y su familia fuese deportada de vuelta a Jamaica.
Daniel, por otro lado, es un poeta, un soñador. Hijo de una familia coreana, siempre ha sido un buen estudiante y un buen hijo tratando de cumplir con las altas expectativas de sus padres.
Cuando conoce a Natasha de casualidad, su lado más soñador tratará por todos los medios que Natasha crea en el amor predestinado.

Así a grandes rasgos es la premisa de El sol también es una estrella.
Una de las cosas que más me ha gustado de la novela es la diversidad de sus personajes, y la forma tan correcta de retratar diferentes culturas en la historia, mostrándonos en algunos capítulos lo bien documentada que estaba sobre la cultura coreana en Estados Unidos, así como la jamaicana.
Si estos aspectos me gustaron, los personajes, en mi opinión, se sienten un poco bidimensionales, planos, sobretodo Natasha. Pienso que un poco más de caracterización les hubiera sentado bien, puesto que era difícil empatizar con ello. Claro que una profundidad así era complicado teniendo en cuenta que toda la historia ocurre en el transcurso de un solo día.

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Nunca me han gustado las historias con instalove en ellas, y El sol también es una estrella es un gran instalove comprimido en doce horas de historia, lo cual puede llegar a ser demasiado para mi cuerpo. Pero gracias al personaje de Daniel y a varios capítulos intermedios con perspectivas diferentes que de alguna forma acaban relacionados con los protagonistas (demostrando así cómo, tarde o temprano, todos parecemos estar conectados por alguna fuerza cósmica que desencadena según qué consecuencias), este problema se suaviza un poco y se hace, quizás, más creíble que en otras muchas ocasiones.
Aun así, no es una historia de amor creíble, al menos para mí, y el resultado final no es uno que me entusiasme especialmente.
Pese a todo, la novela es, en general, una lectura muy entretenida y cuyos capítulos cortísimos permiten una lectura más ágil y fresca; por otro lado, trata temas de inmigración, diversidad, cómo viven ciertas culturas en sociedades extranjeras, y cómo agarrarse a la esperanza cuando lo has perdido todo, lo cual lo hace también interesante.

Si lo que buscas es una historia de amor adolescente, El sol también es una estrella es una apuesta segura.