Reseña: El Juego Infinito

Título: El juego infinito

Autor: James Dashner

Páginas: 344

Editorial: Montena

Saga:

1. El Juego Infinito

2. The Rule Of Thoughts (Agosto 2014)

3. ???

Michael es un hacker de Red Virtual, el adictivo juego de realidad virtual que arrasa entre los adolescentes. Allí tiene amigos de verdad: Sarah y Bryson, y gracias a su capacidad para manipular la tecnología y saltarse las normas pueden exprimir al máximo la plataforma y vivir experiencias al límite.

Sin embargo, la diversión acabará cuando el gobierno dé alcance a Michael... Su objetivo: que les ayude a detener a un jugador sin identificar que está sembrando el pánico en la red.

La historia se centra en una sociedad ultra tecnológica en la que el uso de las realidades virtuales como forma de escape a la aburrida vida cotidiana es prácticamente una necesidad. Todo gira en torno a la Red Virtual, la gente hace su “vida” allí. Este aspecto es interesante por el hecho de ver cómo la gente interactúa ahí, en un mundo al estilo del juego online Second Life. Gente que prefiere vivir allí más que en la vida real, ya sea porque allí sí tienen amigos, o porque son más extrovertidos, o más atractivos...o simplemente porque puedes matar monstruos virtuales.

El comienzo de la novela resulta interesante: una chica quiere suicidarse tirándose de un puente, y nuestro protagonista intenta razonar con ella. Pero todo esto ocurre dentro del juego. Y claro, ¿cómo va a suicidarse alguien si es solo una simulación? Pues auto hackeando tu propio código fuente para extraerte un núcleo que es el que conecta tu cuerpo a la máquina. Si se extrae, y mueres en el juego, mueres en la realidad (la máquina es tan avanzada que te hace sentir todo dentro del juego: dolor, vértigo, viento, olores, sabores...excepto la muerte; extrayendo esta cosa, sí que la experimentas. Y bastante bien, al parecer). El resto os lo podéis imaginar: la chica muere porque dice que alguien la ha obligado.

Con esto empieza una trama de un ciberterrorista que se dedica, al parecer, a atormentar a jugadores y los acaba trastornando de tal manera que se suicidan (o los acaban matando sus cibercriaturas, no sé qué es peor). Después de leer todo esto, imagino que un poco sí que te habrá picado la curiosidad, ¿no?

Pues se acabó lo bueno del libro.

Los personajes me han parecido planos no, lo siguiente. Se conoce poquísimo de cada personaje, a excepción del protagonista, y aun así, son cuatro datos los que se sabe de él y poco más. Y claro está, el típico-tópico trío de amigos protagonistas, dos chicos y una chica, que son los mejores en todo y que, a pesar de solo ser tres imberbes, saben hacer de todo y sin despeinarse. A diferencia de en otras sagas con tríos de amigos, sus protagonistas al menos se buscan un por qué y se profundiza en por qué saben hacer esto o aquello; en este libro, los chicos lo petan porque sí, porque para eso son los protagonistas y punto. Cosa que me parece mal, claro está. Además, sus acciones no despertaron mucho interés en mí; de hecho, ni recordaba sus nombres hasta que he leído la sinopsis haciendo la reseña.

La trama y toda la ambientación prometía mucho, tenía toda la pinta de ser un buen libro de su género (como Ready Player One; merece la pena que lo leáis), pero el autor no ha sabido aprovecharla del todo. Le falta mucho jugo por exprimir. No sé qué le habrá pasado a Dashner al escribir este libro, pero ha bajado mucho el listón con su predecesora saga El Corredor del Laberinto. Momentos descaradamente predecibles, páginas y páginas de detalles repetitivos y demás molestias.

Por cabezonería mía, y por orgullo prácticamente, me terminé el libro. Todos estos aspectos negativos desembocaron en ESE final. Un final que parece que alivia un poco el mal sabor de boca que nos dejaron las cientos de páginas anteriores, pero que te deja con demasiadas dudas y con cierta curiosidad para leer el siguiente libro, simplemente por saber cómo piensa el autor seguir adelante con eso que nos ha dejado en el último capítulo. Probablemente lo lea cuando lo publiquen en español, pero no tengo muchas expectativas puestas en él.