EL SERMÓN DE FUEGO está ambientado en un mundo afectado por una gran deflagración que marcó la tierra hace 400 años con grandes quemaduras y alteró la genética de la humanidad de tal forma que, las nuevas generaciones nacían siempre en gemelos, uno perfecto y el otro con alguna deformación. Al perfecto se le conocía como Alfa, y al imperfecto, como Omega, el cual era desterrado. No podían ser asesinados, porque lo que uno siente, el gemelo lo siente de igual forma, de manera que si uno muere, el otro también. 

En EL SERMÓN DE FUEGO conoceremos la historia de Cass, una omega que no tiene ninguna deformidad visible pero sí una imperfección interna: es una vidente.

Su hermano Zach, frustrado porque su gemela no tuviera ninguna deformidad y haya tenido que convivir con ella durante años en lugar de separados como los demás gemelos, trata por todos los medios de desvelar su secreto a causa de su busca ambiciosa por el poder.

Una de las mejores cosas sobre EL SERMÓN DE FUEGO es que, a pesar de que Cass y Zach comienzan la novela como adolescentes, Francesca Haig sabe dirigir esta novela juvenil como si de una adulta se tratase, a diferencia de otras novelas para adolescentes. Un romance incipiente que no se hace el protagonista del libro. Una protagonista que no es perfecta ni quejica. El tipo de distopía que tiene sensación de realidad, y no inverosímil ni enrevesada.

Y lo mejor de todo, su narración. El estilo de Haig aporta realismo al mundo que crea y nos lleva por sus páginas a un ritmo rápido y lleno de acción, aventuras, visiones, y pelgros. Con los giros con los que acaba cada capítulo, es imposible no comenzar el siguiente. Y con ese final, sin duda necesito leer la continuación.

EL SERMÓN DE FUEGO es una novela debut de Francesca Haig, una distopía algo adulta que mezcla muy bien la fantasía con la ciencia ficción. Con una protagonista con agallas, resulta una historia entretenida con un punto de vista ligeramente diferente que sencillamente necesita que se le dé una oportunidad.