X-Men: Apocalipsis es la novena película de la saga de mutantes desde que comenzara su primer estreno el 14 de julio del año 2000. Después de tantas entregas, se esperaba que el director (Bryan Singer, "X-Men", "Superman Returns") y el resto de integrantes del equipo que hicieron posible la creación de su más reciente producción hubieran aprendido de los errores cometidos en el pasado y no los hubieran aplicado en esta ocasión. 

Es imposible negar que la película cuenta con un espectacular despliegue no sólo de efectos visuales sino de actores notables como Jennifer Lawrence (Mística, "Los Juegos del Hambre"), James McAvoy (Profesor Xavier, "Wanted"), Michael Fassbender (Magneto, "Prometheus"), entre muchos otros, así como la inclusión de otros como Rose Byrne (Dra. Moira MacTaggert, "Malditos Vecinos"), a quien no veíamos en la saga desde X-Men: Primera Generación, y a Oscar Isaacs (Apocalipsis, "Star Wars: El Despertar de la Fuerza"), y otorgándole más metraje en pantalla a  Evan Peters (Quicksilver, "American Horror Story") y su fantástico papel. 

Sin embargo, todo esto se mezcla en muchas ocasiones sin orden ni concierto y da la sensación de que ni el propio director sabe lo que está haciendo.

Es el año 1983, y ha pasado una década desde los acontecimientos que se produjeron en X-Men: Días del futuro pasado, y una nueva amenaza se está alzando. En Sabah Nur, un mutante con poderes casi omnipotentes ha despertado de su letargo milenario con una firme intención: extinción masiva. Destruirá la Tierra y la reconstruirá a su imagen y semejanza, ayudado por cuatro discípulos a los que convencerá de permanecer a su lado al mejorar sus habilidades mutantes al máximo: Mariposa Mental (Olivia Munn), Tormenta (Alexandra Shipp), Ángel (Ben Hardy) y Magneto (Michael Fassbender).

Los primeros 45 minutos son tan sólo escenas de introducción algo aleatorias al principio en la que se nos muestra la situación actual de los personajes protagonistas; por un lado, el bando de Apocalipsis y, por el otro, la formación de un equipo de contraataque reunido en la Escuela de Charles Xavier formado por el propio profesor (James McAvoy), Mística (Jennifer Lawrence), Bestia (Nicholas Hoult), una adolescente y problemática Jean Grey (Sophie Turner), el nuevo estudiante, Cíclope (Tye Sheridan) y Rondador Nocturno (Kodi Smit-McPhee). 

McAvoy hace un gran trabajo como el Profesor X, más aún que el que hiciera Patrick Stewart en su tiempo, pues está continuamente añadiendo profundidad emocional a su personaje, aprovechando bien cada segundo en pantalla.

Por otra parte, Fassbender es casi imposible que pueda aportar la profundidad que necesita Magneto, puesto que su papel recae en uno de los mayores clichés cinematográficos. ¿Cuántas mujeres e hijas deben morir en pantalla para que el personaje masculino pueda sufrir y tener un motivo para hacer las cosas que hace?

El otro fallo en cuanto a personajes o, más concretamente, villanos, es, precisamente, Apocalipsis. Las motivaciones que mueven al personaje son confusas y carecen de sentido. El personaje y todo lo que está relacionado con él no se siente realmente conectado a la historia y la película, y es quizás porque este tipo de villanos funcionan mejor en los cómics. Apocalipsis, a pesar de su trasfondo histórico y su grandiosidad, pasa más tiempo regalando poderes a sus "Cuatro Jinetes" que usando los suyos propios. 

Y no podemos olvidarnos del papel tan plano que tienen sus otros tres secuaces (pues de Magneto ya hablé): Ángel y su pasable papel en la trama, Mariposa Mental y Tormenta, dos personajes que retratan mejor que nadie lo mal que se les da a los productores de la franquicia el desarrollar a los personajes femeninos. 

Mariposa Mental es un personaje plano que raya en la unidimensionalidad, y una vez más han decidido tirar a la basura la gran historia de Tormenta y la epicidad que el personaje de Ororo tiene en los cómics y han decidido hacer del personaje una ladronzuela más que se escuda en el poder masculino para actuar.

Para terminar, el final de la película es extremada e innecesariamente largo y extenso, lleno de destrucción gratuita, cataclismo excesivo, y con escenas interminablemente alargadas que su única función es añadir minutos al metraje pues saca totalmente al espectador de la tensión creada anteriormente. 

Un auténtico desfile de efectos especiales y acrobacias que caen en saco roto debido a la falta de guión y que sirven para que entre por los ojos pero nada más. Y cuando por fin se nos presenta el final prometido, no cumplirá con nuestras expectativas, algo del estilo que ocurrió con X Men: La decisión final.

Por último, especial mención (y cómo no mencionarlo) a la estelar escena de Quicksilver cuando hace su aparición en la Escuela. Al ritmo de "Sweet Dreams (Are Made of This)", de Eurythmics, Evan Peters protagoniza una gran escena al mismo estilo que su momento en X-Men: Días del Futuro Pasado en aquella cocina, demostrando sus ingeniosas y humorísticas formas para salvar a la gente. 

En general, esta entrega que pone fin a la última trilogía de X-Men tiene demasiado potencial (aunque desaprovechado) y cuenta con una potente plantilla de actores como para que se convierta en una película mala. X-Men: Apocalipsis no es el final que se merecían ni la saga ni los fans, pero momentos McAvoy-Fassbender en pantalla, el humor característico de la saga, y las escenas de Quicksilver, sin duda hacen que este desenlace se salve. Aunque quizás llamarle desenlace es algo precipitado, pues a esta saga aún le queda mucho camino que recorrer antes que termine definitivamente.