No es muy común abrir un libro y encontrar a un amigo imaginario contándote todo, absolutamente todo, lo que se esconde tras ese mundo aparentemente ficticio nacido de la mente de los niños. O, bueno, quizás en literatura "más adulta", este tipo de existencialismos sí podrían encontrarse, bien explicados y demás, pero encontrar temas así en una novela middlegrade (supuestamente orientada a niños) es algo bastante inusual, y con un resultado, cuanto menos, divertido.

Y es que ser un amigo imaginario conlleva muchos problemas. Jacques Papier acaba de descubrir, tras ocho años de existencia, que no es el hermano de Fleur sino su amigo imaginario. Imaginaos el shock que eso debe suponerle al pobre Jacques cuando se dé cuenta de que nunca ha sido un niño de verdad.
Siempre había pensado que le odiaban, pues en clase el profesor nunca le atendía cuando levantaba la mano para responder a una pregunta; nunca le escogían para los equipos en los juegos durante el recreo o en clase de gimnasia, no tenía amigos y sus padres parecían ignorarle y centrarse más en su hermana.
De repente ahora todo cobraba más sentido, pero el descubrimiento lo lanzará a una fuerte crisis existencial porque todo en lo que hasta entonces había creído era, en realidad, mentira. Incluso sus pensamientos no les pertenecen, pues son creación de su amiga. ¿O sí?

Así, comenzará todo un viaje de autodescubrimiento en el que veremos a Jacques ganar tangibilidad, lo veremos crecer como personaje y como persona en sí conforme progresamos en la historia. Al tiempo que ayuda a cambiar a los niños con los que entra en contacto, poco a poco conseguirá cambiar de maneras muy personales.
Una parte muy divertida del libro fue descubrir que existía un grupo de apoyo para amigos imaginarios con traumas existenciales como el de Jacques. Y momentos así, raros y divertidos, hay muchos a lo largo de la novela.

Aunque la importancia del viaje de Jacques Papier no es tan importante, en parte, como el mensaje interno que la novela posee acerca de la importancia de conocernos a nosotros mismos y qué es lo que te hace ser tú incluso si tú no eres lo que pensabas ser. ¿Confuso? Sin duda. ¿Divertido? Por supuesto.