Os traigo un libro que leí hace tiempo, cuando salió. Confieso, además, que lo compré por su portada, y porque conozco de hace años al autor gracias a su trilogía de Komori

En esta ocasión, el libro está escrito a cuatro manos con la colaboración de Isabel Hierro. Ambos nos cuentan la historia de Lan, una chica de dieciséis años que vive en Salvia, una zona de mucha vegetación, cuyo planeta en el que vive, llamado El Linde, está al borde de la extinción, consecuencia del mal uso que dieron de él hasta el punto de deteriorarlo tanto (algo así como lo que estamos haciendo nosotros con el cambio climático, pero más extremista). Como consecuencia de esto, surgió La Herida, algo así como un pozo en la tierra que es el causante de los desequilibrios en la tierra.

Estos episodios de desequilibrio se llaman “rupturas de La Quietud”, y provocan desastres como “La Brisa”, “Los Temblores”, “Las Partículas”, etc. Las Partículas aparecen siempre que se produce una ruptura, y son algo así como motas de polvo tóxicas y luminosas que provocan locura. Los habitantes han aprendido a vivir con esto y han marcado Límites seguros en sus ciudades para saber hasta dónde pueden caminar; si atraviesan estos Límites, se perderán sin remedio debido a que ahí fuera no existe Quietud y perderían la razón, la orientación, la conciencia... todo, y acabarían perdidos para siempre.  

El argumento de la historia comienza cuando Lan trata de salvar a un chico de Salvia que ha salido de estos Límites durante un episodio de Ruptura y, junto a él, se encuentra una figura desconocida que parece retener al chico. Lan traspasa el Límite para salvar al chico. El desconocido resulta ser un Caminante, personajes sin nombres propios que viajan en grupo por el mundo cargando una maldición: cualquiera que los toque, morirá. Se dice que son los únicos que pueden viajar por el mundo porque poseen alguna clase de don o magia desconocida.  Lan, pese a ello, se enfrenta al Caminante y consigue salvar al chico.

Como consecuencia de ciertos problemas con estos Caminantes, Lan deberá viajar con ellos para poder restaurar La Quietud en el planeta. Y hasta aquí puedo contar, no quiero desvelar más detalles de la trama.

Ahora bien, pasemos a temas más generales, los pros y contras del libro.

Escribir un libro a cuatro manos puede ser bueno si sale bien, y malo si sale mal (premio a la obviedad para mí, por favor). Lo que quiero decir es que, si sale mal, se va a notar y no hará mucha gracia. Aquí, por ejemplo, la voz narrativa salta de vez en cuando, a veces buena, a veces forzada.

La narración en sí es ligera, pero no porque no se haga pesada de leer (que también), sino porque las cosas ocurren muy rápido. Algunas veces parecía que la narración fuera acorde a un libro más infantil (por lo de la narración tan rápida).

Otra cosa que “he odiado” ha sido que muchas palabras y nombres, se alargaban mucho, y algunas frases quedan cortadas porque otro personaje le interrumpe. Ejemplos como “Mamáaaaa”, “Ya voooooy”, “Atchíiiiiiis”, “Naaaooooo”, “Laaaaaan”, “Cooooorreeee”, y una larga lista, me hacían rechinar a veces los dientes porque, si se hubiera dejado en su forma corta y con sus signos de exclamación, habrían tenido el mismo efecto y no hubieran molestado. Quiero pensar que la razón por la que se escribieron así fuera para que pareciera “más real”, como si pudieras escucharles gritar y tal. No sé si me explico.

Otro punto negativo: el romance. En esta novela creo que el romance sobraba, habría estado perfecto sin él, o si al menos hubiera sido menos forzado. Aunque imagino que no es tan fácil mantener la relación de desconfianza que tenían estos dos personajes durante toda la historia hasta el final. Pero, al final, resultó ser muy abrupto. Para rizar el rizo, hubo en cierto momento de la historia una especie de intención de triángulo amoroso algo extraño, lo que sobraba más aún

Para terminar con las quejas, es que hay varios personajes secundarios que no han tenido la importancia y el peso que se merecen, porque tienen muy buena pinta y habría sido interesante ver más de ellos, pero que por desgracia, no lo hemos tenido. Con esto no digo que hiciera falta otra entrega o algo parecido, al contrario.

La Estrella tiene un final genial, en el que los problemas que se tratan en la historia quedan resueltos y, la verdad, algunas cosas que parecían previsibles, resultaron no serlo en absoluto. Eso sí, se quedan algunas preguntas sueltas en el aire desde el principio, como por ejemplo “¿Cómo surgió La Herida?”, “La Herida supura oscuridad, criaturas peligrosas y demás... ¿Dónde están? Porque no aparecen”, “¿De qué están formadas realmente las Partículas y qué efectos causan?”, “¿Cuál es el por qué de los poderes de los Errantes y qué tipo de maldición tenían?”. Algunas de estas preguntas se responden de forma muy vaga durante la historia.