Título: Una conexión ilógica Autora: John Corey Whaleys Editorial: Alfaguara Páginas: 256 Precio: 16,95 € Libro autoconclusivo

Esta historia contemporánea se centra en la vida del adolescente Solomon, quien padece agorafobia y no ha salido de casa desde hace tres años. Vive pacíficamente en soledad, siendo educado en casa y haciendo sus deberes por internet, hasta que Lisa, quien necesita hacer una redacción sobre una enfermedad mental para poder entrar en Psicología, decide tratar de "arreglar" a Solomon aparentando ser su nueva mejor amiga.

Lisa es un personaje que me ha molestado, porque va de sabihonda y cree que tiene la capacidad de aconsejar sobre salud mental a un chico como Solomon; aunque tenga buenas intenciones, es una gran mentirosa y nunca llega a aprender la lección. Teniendo en cuenta los problemas con la madre y ese afán de perfeccionismo, Lisa debería haber escrito la redacción sobre su entorno familiar y haber dejado tranquilo a Solomon.
Los padres de Solomon, pese a decir que se preocupan mucho por él y demás, apenas están en casa y, cuando lo están, apenas pasan tiempo con su hijo. Lisa y Clark (el novio de ella) pasan prácticamente todo el día con él y los padres ni se molestan en saber qué están haciendo ni nada (el síndrome de los padres ausentes del que tanto pecan muchos libros). Que los padres de un chico como Solomon sean tan ausentes le resta realismo a la historia.

El tema de la agorafobia, además, se trata de manera muy vaga y, por lo que tengo entendido sobre esta situación y según opiniones de gente agorafóbica que ha leído el libro, no retrata de manera acertada lo que es la agorafobia.
Solomon, sencillamente, un día en el instituto decidió dejar de asistir y encerrarse en su casa y desde entonces no ha vuelto a pisar la calle ni el jardín. Pero arde en deseos de que sus padres le compren una piscina para nadar en el jardín; mientras tanto, se pasa los días viendo pelis, series, leyendo, y haciendo lo que quiera. Vamos, lo que todo adolescente querría hacer.
Y cuando aparece Lisa en su vida, todo son partidas de cartas, risas, juegos y demás.

Ah, y que no se me olvide que, para añadir drama al asunto, Solomon también es gay, está enamorado del novio de Lisa, y tiene una abuela súper progresista y súper encantada con tener un nieto gay que le apoya en todo (porque, al parecer, todas las novelas de adolescentes gays deben tener a una abuela así en ellas). ¿El problema de esto? Que sea gay tiene tanta importancia como si en realidad viniera de Plutón, porque se le da la importancia de 2 párrafos a lo sumo en toda la novela (que no es que diga que haya que hacer un tratado sobre su homosexualidad, pero si le añades componentes a tu personaje, desarróllalos. Como la agorafobia, que tampoco).

En líneas generales, ha sido una lectura amena, entretenida y muy rápida de leer, aunque los personajes no me han resultado especialmente profundos o bien desarrollados del todo, y la trama es un poco plana (pasan varios meses, pero realmente se siente como una semana, en la que es todo una rutina en la que te dejan ver pequeños retazos de su enfermedad, su condición, etc, pero poco más).

Mi recomendación es que si te ha interesado la sinopsis pero no lo tienes muy claro con mi reseña, eches un ojo a otras impresiones, en GoodReads o por la blogosfera, a ver si así terminas de decidirte :) Personalmente no lo considero un mal libro, pero los he leído mejores sobre este tipo de temas (Aquí empieza todo; El arte de ser normal; Yo, Simon, Homo Sapiens, Made you Up; Openly Straight...) y te los recomiendo con mayores ganas que éste.